Julia Alvarez Iguña

Julia Alvarez Iguña

Psicología on Line

Psicología de Deporte

Psicología de la vida cotidiana

La función del caddie y su relación con el profesional de golf

18 de diciembre de 2010

El caddie juega un papel sumamente importante en una competencia y se debe trabajar junto con el jugador profesional tanto en lo individual como en lo grupal ya que los dos forman un equipo a la hora de jugar. Una ronda de golf dura aproximadamente cuatro horas y media. Pero, es sólo aproximadamente quince minutos de juego lo que se emplea en golpear consecutivamente a la bola, o en lo que llamamos “el juego interior”.

En cuanto al tiempo de juego, cada tiro lleva ejecutarlo menos de cinco segundos y no más de un minuto en planificar lo que se quiere hacer y realizarlo para no caer en demora y penalidad. En el total de la competencia, un profesional dispara entre setenta y setenta y cinco golpes. Por otro lado, se juega en un campo que cubre cinco kilómetros y medio por lo que la mayoría del tiempo el caddie es la persona con quien más tiempo se comparte.

El tiempo restante de juego, que dura aproximadamente el 94%, cuatro horas y quince minutos, el golfista lo emplea en “el juego exterior” manejando presiones: el público, los medios de comunicación, el fuera de limite, la pérdida de pelota, llamados de atención ante demoras, variables del clima, y es en este segmento donde podemos incluir también al caddie, quien si no logra jugar en sintonía con su profesional es motivo de gran desconcentración y pérdida de tarjeta (no clasificar).

Es en este tiempo muerto donde se planifica, se selecciona, se comparten infinidad de situaciones tanto físicas como psicológicas y que pueden influir en el estado mental del jugador. Siempre afirmamos desde la psicología, que un partido se gana o se pierde en tiempo muerto, ya que es cuando surgen las mayores presiones.

En toda competencia importante el jugador solamente se debe dedicar a concentrarse y en pegar a la pelota. Como dicen varios profesionales: el ochenta por ciento lo hace el jugador y el veinte el caddie. Es en ese tiempo donde el caddie debe dedicarse exclusivamente a desempeñar su rol; ayudar con su juego al jugador, a mantenerse concentrado, motivado, a manejar la constante motivación, la seguridad en el tiro, el manejo de la atención, pero por sobre todas las cosas debe saber escuchar y saber callar, es decir la forma en que nos comunicamos mutuamente.

La función específica del caddie es limpiar la bola, dar información sobre la selección de tiro y distancia de yardas, tener nuevas bolas de golf para cuando sea necesario, colaborar en la distancia, el viento, la dirección, o una línea de un putt. Si ante un tiro errado los dos se enojan sobreviene la desconcentración y la mutua frustración que conduce a la derrota.

A veces, los caddies no soportan que el profesional realice malos tiro: “juega mal y me nublo”; muchos hablan mal del profesional, o llegan tarde y no avisan, les interesa más la bolsa semanal que el crecimiento personal y, porque no el profesional. Algunos han logrado ser muy buenos caddies y los caddies argentinos son muy buscados en Europa por su conocimiento y profesionalidad.En un torneo, si bien la última decisión la toma el jugador, el caddie ayuda en la planificación del tiro a realizar, aportando la necesaria confianza en su realización.

Hoy en considerado como integrante de un “juego de equipo” y elemento importante para ayudar a los jugadores a realizar su mejor esfuerzo. Para ello debe poseer las siguiente cualidades como ser: honradez y fiabilidad, positivismo, paciencia, demostrar a toda hora una influencia tranquilizadora, saber cuándo hablar y cuándo no hablar, poseer el perfecto conocimiento de golf y sus reglas, cuidar al jugador de que nadie lo moleste o se mueva a la hora de jugar, saber cómo mantener los cuatro días de competencia al jugador en su juego, saber confirmar o reforzar la decisión de un tiro ya que ayuda a tener más confianza y compromiso en el plan de acción, lo que es fundamental para la ejecución exitosa. Si un caddie demuestra dudas sobre la decisión de un jugador, esto puede llevar a una falta de confianza o de compromiso por parte del golfista.

El caddie funciona como sostén psicológico del jugador, como un objeto de seguridad externa en quien el profesional confía y deposita su juego. Para ello se deben conocer bien mutuamente; cuáles son sus fortalezas y debilidades, sus tiros preferidos, distancias, estados de ánimo, tácticas para elevar su estima y reforzar su ego. Esto es el resultado de tiempo compartido en prácticas, torneos, tiempo libre, en el desarrollo de una relación de trabajo más eficiente, lo que trae beneficios y disminuye la carga de presión al ser una responsabilidad compartida.

El golfista aprende a confiar en la fiabilidad del caddie y sus conocimientos y habilidades técnicas y pseudo-psicológicas. Uno de los peligros es llegar a ser demasiado dependiente del caddie y, si por alguna razón llegase a faltar en un torneo, no podría manejarse solo. Independientemente de la batalla y del resultado del día anterior se debe presentar temprano, recorrer el campo marcando las distancias y los nuevos metrajes, confirmar los horarios y el ritmo de la salidas, con el objetivo de tener todo listo y planificado cuando las circunstancias lo requieran.

Entre el jugador y el caddie debe formarse un espacio virtual donde se superpone el trabajo individual y el grupal, como resultado de la capacidad de jugar tanto de uno como de otro. Sólo a partir del libre y seguro jugar puede la persona ser creativa en el despliegue de lo más personal entre lo propio y lo aportado por su caddie, ya que el jugador se encuentra en función y ante la firme presencia y sostén del otro, y la interacción que se produce entre ellos.Es a partir de este encuentro que surge un vínculo que no se tratará solamente de objetivos y operaciones técnicas, sino también de valores, de comportamientos, de competencia técnica integrando la capacidad de poder escucharse y saber callar mutuamente.


Veamos esta situación de la famosa película “La leyenda de Bugger Vance”, donde ante un tiro perdido en el medio del bosque, el jugador es invadido por miedos y presiones asociando esa situación a momentos pasados, pero gracias al soporte y confianza en la superación personal que su caddie le brinda, logra transformar ese desvalimiento interno demostrando lo que él realmente es. Al disipar los miedos internos y poder volver a una situación relajada, se concentra en su objetivo y dispara tan bien como él lo sabe hacer y lo ha hecho infinidad de veces.

La copa Ryder y el trabajo sobre la cohesión grupal.

16 de octubre de 2010


La copa Ryder fue ganada esta vez por Europa, tras un duro batallar de cuatro días consecutivos, ya que debió posponerse un día más por lluvia.
En este torneo dos equipos compuestos por doce de los mejores golfistas compitieron por la dorada copa cuyo destino final fue esta vez Europa.
Este evento deportivo no solamente es importante para los jugadores, sino también para los espectadores que se identifican con los equipos involucrados. El público forma parte de esa categoría social de "quienes somos", y contribuye junto con los atributos individuales, de cómo se ven a ellos mismos realizando una comparación social con los grupos rivales.

En la Ryder Cup compite un continente y una superpotencia en un estadio deportivo, en este caso se jugó en Newport, Gales. Europa jugó con gran ventaja al competir como local influyendo en ella la familiaridad con la cancha y las condiciones de juego. El aumento de la confianza y las expectativas de éxito por los jugadores, se vieron beneficiadas ante el apoyo del público local que ayudó a un mayor rendimiento.
La Ryder Cup es un ejemplo de un deporte de equipo donde los jugadores realizan las habilidades de forma individual, pero es el rendimiento grupal el que determina el éxito. En este sentido, la cohesión del equipo es determinante. Por lo que ya venimos explicando en mis columnas, existe una relación positiva entre la cohesión y el rendimiento, por lo que en este caso, se tuvo en cuenta el compromiso en desarrollar y mantener intensas relaciones sociales dentro del grupo, eliminando individualismos, como para estar comprometidos con los objetivos del trabajo del equipo.


Los coach de ambos equipos fueron en este caso Colin Montgomerie, Monty, para Europa y Core Pavin por USA. Ellos se dirigieron a algunos de los nombres más grandes del mundo del deporte en busca de apoyo psicológico para poder trabajar la presión y el teem building grupal.
Montgomerie buscó el apoyo de Gareth Edwards considerado uno de los mejores jugadores de rugby de todos los tiempos, jugador de British Lyons y al coach entrenador y ex-futbolista del Manchester United, Alex Ferguson, conocido como Sir Alex, acostumbrado a trabajar con los “egos” de grandes jugadores. “En la Ryder se reúnen doce egos y tengo que asegurarse de que están jugando el uno junto al otro”, declaró Monty en una rueda de prensa.

El equipo europeo constantemente pasaba videos motivacionales en las reuniones. Los videos mostraban a los jugadores recibiendo sus trofeos, metiendo difíciles, putts, en la ejecución de tiros extraordinarios. Todo esto en realidad funcionaba como disparador motivacional como recordatorio constante de todos los mejores momentos de los jugadores. De esta manera se demostraba lo buenos que eran para recordarles los grandes logros realizados anteriormente para poder volver a repetirlos en el torneo.
Quizás el vínculo más extraño deportivo fue el estadounidense con sede en Europa, Alfred Jenkins quien ayudó y asesoró a la gran estrella del rugby Johnny Wilkinson.
"Lo fundamental es si se trata de un putt para ganar una Copa Ryder o un drop ganador de una Copa del Mundo, todo se reduce a una persona," dijo Alfred.

Por otro lado Corin Pavin buscó asesoramiento en entrenadores y directores generales de béisbol, fútbol americano y el baloncesto para ayudar a lidiar con las presiones mentales de su equipo. Buscó apoyo en Doc Rivers de los Boston Celtics, Jerry West, director de la NBA y entrenador de Los Lakers, Mack Brown entrenador de fútbol americano de Texas, y el entrenador de baloncesto de UCLA Ben Howland. Todos los temas centrales giraron acerca de la motivación, la cohesión grupal, manejo de presiones y la psicología de los atletas en general.
"Las emociones también son muy altas durante la semana de la Ryder Cup para todo el mundo, y hay que ser muy conscientes de su nivel emocional," dijo Pavin. "Hay una fuga de emociones el lunes, martes, miércoles y jueves y tienes que estar listo para ir por tres días, a partir del viernes. Por eso queremos crear un ambiente de confort, queremos crear un ambiente donde los jugadores se relajen y mis cuatro vice-capitanes y otros van a crear ese ambiente para ellos". Jugamos como un equipo, cenamos como equipo, hemos hablado como un equipo y ganaremos como un equipo” fue uno de sus lemas centrales.

En ambos tipos de partido, fore-ball, foursome e individuales, la forma en que compañeros de equipo y oponentes interactuaban jugó un papel decisivo en cada hoyo. Las emociones pueden ser contagiosas entre los compañeros de equipo y son ellas las que ayudan o dificultan la manera de jugar. Además el mantenimiento de un lenguaje corporal positivo (por ejemplo, la postura erguida, gran cantidad de contacto visual) es una forma de comunicar el grado de confianza a un oponente y presionarlo psicológicamente ante cada tiro.

En la Ryder Cup un cierto nivel de presión se mantiene durante todo el campeonato. Generalmente la presión en el golf va y viene en los torneos y se intensifica en los últimos nueve hoyos, pero en la Copa Ryder está ahí toda la semana, incluso en las rondas de práctica. Es por eso que las emociones son tan intensas y deben ser trabajadas.
Debido a la importancia de la cohesión para el éxito, los psicólogos del deporte utilizan una serie de intervenciones para trabajar sobre ella. Algunos se centran en la mejora de la cohesión social mientras que otros se centran en la mejora de la cohesión de la tarea.
En una gira, el jugador es un individuo, juega sólo para sí mismo y si pierde no molesta a nadie, pero cuando se representa a un país la tensión es totalmente diferente.

Es así que la tensión del último tiro le jugó una mala pasada a USA. En el último partido se enfrentó Mac Dowen por Europa y Hunter Mahan por USA quien tenía que ganar el hoyo17 y en el 18 al menos sacar un empate para ganar y retener la Copa (EE.UU. ganó la última en 2008). Pero tanta presión arrugó a Mahan. Lo achicó tanto al momento de jugar que realizó un terrible tiro al green donde apenas movió unos metros la bola –papa en la jerga deportiva- McDowell ya era el dueño del partido y, más aún, el héroe de una victoria para el recuerdo.

En resumen, esta edición de la Ryder Cup nos ha dejado emociones, sorpresas, agua, lluvia sin fin, grandes dosis de adrenalina, sentimientos a flor de piel, lágrimas de decepción y de alegría, banderas al cuello como en el caso de Jiménez toreando con la roja y amarilla, gritos de rabia que servían para desahogar los nervios, dolor un una nación, es decir, el sentir del golf en toda su expresión. Deberemos esperar dos años para volver a revivir las emociones de este torneo. Esta vez Estados Unidos jugará de local y la edición de la Ryder Cup 2012 se llevará a cabo en el Medinah Country Club en las afueras de Chicago.

Golf: Louis Oosthuizen y su punto rojo!

21 de julio de 2010


El sudafricano Louis Oosthuizen ganó su primer “Major” al adjudicarse este domingo el Abierto Británico de Golf que se disputó en el legendario campo “Old Course” de esa ciudad. La estrategia del punto rojo empleada para ayudarlo a mantenerse concentrado, demuestra la creciente importancia de las técnicas mentales en el ámbito del deporte de competición.

Más allá de su espectacular juego podemos analizar su éxito de diferentes maneras.

Ante algunos errores de la cancha nunca adoptó una posición pasiva conservando durante los cuatro días un estilo y un lenguaje corporal positivo. Mantener un óptimo gado de concentración durante los cuatro días de un torneo es muy difícil cuando se es puntero, y más aún en un “Mayor” como es el Británico.

La perfección y la mecánica de su swing se mantuvo a pesar de las presiones del campeonato. Confió en su técnica y siempre repitió la misma manera de jugar.
Se mantuvo relajado no permitiendo que ninguna emoción lo perturbara, hasta en varios hoyos se lo vio silbando demostrando mucha tranquilidad.

Otro gran colaborador de su triunfo fue su caddie, Zack Rasego, quien ayudó a mantenerlo centrado e impedir que comenzara a volar en el futuro, en el resultado, logrando el adecuado y equilibrado nivel de activación y rendimiento.

Pero lo que más llamó la atención fue la misma rutina que realizaba antes de cada tiro al enfocarse en un pequeño punto rojo en su guante, el cual actuaba como un “disparador” para mantenerlo en el presente, para hacer un corte en el tiempo, evitando pensar en las consecuencias.Karl Morris, psicólogo deportivo de Massachusetts, fue con quien entrenó esta técnica psicológica. Karl también trabajó con Greme Mc Dowell, el ganador del último USA open en Pebble Beach.

Ésta es una de las diferentes técnicas que se emplea para ayudar a la mente a concentrarse bajo presión. Otras variantes pueden ser: la detención del pensamiento, trucos con la imaginación, respiración, trabajo con imágenes mentales. Tiger Woods, por ejemplo, utiliza el sonido del velcro de su guante como disparador para lograr su ya conocida concentración. Cada jugador recurre a la que más se ajuste a su juego, pero en sí, todas son distintas formas de lograr mantenerlo centrado en el presente de su juego.
Muchas de las técnicas psicológicas tienen sus raíces en la filosofía Zen, como ser: las de meditación, relajación, respiración y visualización. Si bien, muchas de ellas parecen muy simples, se necesita práctica y entrenamiento para que funcionen. Junto con el swing, deben formar parte de la rutina del jugador, ya que de lo contrario, ante situaciones de presión es muy difícil que funcionen.Básicamente se busca lograr un estado mental que consiste en la capacidad de poder vaciar la mente, en lograr entrar y salir del juego según la situación, olvidando y volviendo a nacer en cada tiro, a pensar claramente en lo que se quiere hacer disipando los miedos acerca de lo que “no” se debe hacer.
En el budismo, mente y estado de conciencia “awareness” son sinónimos. El estado de conciencia, la mente, es un espacio amplio, su contenido son sus experiencias; pensamientos, emociones, percepciones. Cuando se está en “la zona” poseemos pensamientos pero no somos concientes de ellos, pasan a un segundo lugar, los dejamos ir. Lo importante es identificarse con ese estado de conciencia presente en lugar de sus contenidos.

Cada día es nuevo, no es una repetición del pasado, cada momento es nuevo. Lo mismo sucede en el deporte, cada tiro es un momento nuevo. Lo que entorpece e impide el libre fluir del juego es la memoria psicológica que siempre está recogiendo el pasado o preocupándose por el futuro. Al jugar se debe estar vacío de pasado, con la percepción despejada, sin palabras, haciendo todo tan en el presente que no se pueda volver a sentirlo como una repetición. Y como en el próximo tiro no se va a estar ahí ¿Quién cargará con el pasado o imaginará el futuro?
Es una buena reflexión para ir practicando esta técnica ¿no?

¿Cómo nos pensamos durante un partido?

30 de junio de 2010


Lo que los jugadores piensan o verbalizan con respecto a su juego es crítico y afecta al rendimiento a corto o a largo plazo.
La autoconversación es todos los pensamientos que se tienen en la cancha desde el tee del hoyo uno, mientras se va caminando al segundo tiro, junto a todas esas palabras que perduran hasta el hoyo dieciocho. El jugador debe estar centrado en sí mismo y en sus pensamientos. Eso es el feedback (conversación interior) que debe tener todo deportista.
La clave para el control de nuestros pensamientos es el autodiálogo o autoconversación. La frecuencia y el contenido de los pensamientos varían de una persona a otra, pero podemos afirmar que cada vez que pensamos acerca de algo, estamos hablando o dialogando con nosotros mismos y actuando en consecuencia. El autodiálogo, cuando es negativo, distrae de la tarea que hay que realizar, interrumpe las habilidades automáticas aprendidas y conduce a un pobre rendimiento deportivo.

Cuando un deportista se considera a sí mismo un mal jugador a través de sus creencias juega y desempeña ese rol. Un pensamiento apropiado o positivo conduce o proporciona sentimientos de valía y alto rendimiento deportivo.
Podemos afirmar que nuestros pensamientos definen nuestro juego, influyen en nuestra conducta de acuerdo a como interpretamos, vemos y valoramos los acontecimientos. El jugador debe centrarse en cuales son las situaciones estresantes del partido que ponen en marcha los pensamientos negativos: por ejemplo, un jugador falla un green en una muy buena posición para poder bajar un golpe y piensa: “¡Qué burro soy, así no voy a ningún lado!”. Este pensamiento interfiere en la meta a lograr, porque gatilla la ansiedad e impide centrarse en la jugada siguiente por miedo de repetir el error.
Debés poder detener esa forma de reaccionar y tener alguna frase personal para decirte y estimularte positivamente, recordando que lo que sucede en la cancha está dentro de lo posible y, que hasta fallando varios tiros se puede hacer un buen score.

Centrate en tu rendimiento y en tu esfuerzo y no en los resultados. Las autoinstruciones o tu autodiálogo ha de ser congruente con tu estado de ánimo. No vale pues decirte: "no estoy nervioso" cuando en realidad lo estas y es esperable que así sea. Es mejor decirte: "Estoy nervioso, pero sé lo que tengo que hacer para superarlo".
¿Cuáles son los pensamientos que pasan por tu mente durante el juego?
Escribílos y observá si hay alguno en particular que llame tu atención. ¿Cuántas veces ésta situación se repite? Si es así:
¿Cómo lo vas a resolver la próxima vez?Al pensar esta pregunta te darás cuenta que seguramente sos tu primer enemigo. Es imposible jugar cualquier tipo de deporte sin experimentar el fracaso. Como decía Michael Jordan “he fracaso una y otra vez en mi vida, y por eso he triunfado”. Conseguir éxito en cualquier tarea implica correr riegos. El éxito de Jordan no hubiera sido posible si no hubiera superado las derrotas, las decepciones y los fracasos, pero siguió luchando por su objetivo porque creía en sí mismo.
Si ante un tiro pensamos demasiadas cosas, seguramente nos confundamos e interfiera en la fluidez del movimiento. Utilizá una sola palabra clave que represente sensaciones positivas de juego. Por ejemplo: “tranquilo”, “relajado”, “calma” etc. Cada jugador tendrá su propia palabra disparadora.

Tratá de disfrutar de tu juego, no dejes que lo negativo se intrometa y perturbe la eficacia de tu swing. Mantené una actitud positiva. Vos podés ser tu aliado o tu enemigo; si tu cuerpo responde como un ganador, por dentro te verás como tal, si tu cuerpo va arrastrándose por la cancha, tu imagen y tu lenguaje corporal serán negativo y facilitarás que la actitud también lo sea.

Julia Alvarez Iguña

Pegar más lejos no significa pegar más fuerte

1 de abril de 2010



Conseguir poder y distancia es una de las habilidades que todo jugador desea obtener a través de un buen impacto con la pelota. Se practican muchas horas para ir construyendo una mecánica y un método sólido de juego para ser usado en diferentes situaciones de cancha.
El swing es energía, es movimiento, es una completa rotación del cuerpo con el objetivo de generar velocidad con la cara del palo en un mismo tiempo, desde que comienza hasta que termina el swing.
Es lo que llamamos tener un “buen timming” y lo notamos cuando un jugador pega a una velocidad rápida tratando de impactar, no en la pelota, sino en pasar a través de la pelota.

Algunos jugadores tienen un tiempo lento como Ernie Else o Fred Couples, mientras otros lo realizan de forma explosiva como Tiger Woods o Nick Price. Cuando observamos a un profesional, vemos que lo hacen tan fácil que los queremos imitar. Ellos no tratan de pegar fuerte ya que sus fibras musculares están relajadas: tienen control, poder y velocidad.
La fuerza es medida de acuerdo a la cantidad de energía y potencia que tiene la musculatura. Pero fuerza no es sinónimo de poder.
Poder es lograr controlar la fuerza muscular que se contrae y se relaja y para ello es necesario chequear como se encuentra nuestro cuerpo antes de cada ejecución.
En las habilidades motoras, como en la ejecución de un swing, los procesos mentales en la toma de decisiones son escasos, mientras que la acción es la que adquiere relevancia.

El swing, por ejemplo, es un complejo movimiento que involucra a muchos grupos musculares (de tronco y extremidades inferiores y superiores), que deben contraerse con fuerza para impulsar la pelota, pero cuanta mayor fuerza quieras emplear, otros músculos que no intervienen en la obtención de potencia, producen resistencia logrando un medio swing agarrotado. La primera causa de éstos movimientos bruscos, es la tensión de nuestro cuerpo ante el miedo y la inseguridad.
La tensión en brazos y manos hacen girar la cara del palo, la abren o la cierra. Ante la incertidumbre, nos ponemos tan duros que la pelota sale para cualquier lado donde el pensamiento condiciona al resultado. Si estamos tranquilos y seguros lograremos amplitud de giro y el tiro será fluido y certero.

Los amateurs a veces quieren generar más poder por medio de una sobretensión muscular y está totalmente comprobado que cuánto más duros nos ponemos menor distancia obtenemos.

El jugador tiene un gran potencial pero vive dudando, buscando la perfección, el reconocimiento, la admiración, tratando de evitar el error. Al querer hacer todo tan perfecto, se boicotean continuamente, ya que la perfección no existe. A veces lo simple es sinónimo de aburrido, y se busca inconscientemente el tiro exhibicionista, que muchas veces no lleva a un buen final.
Esta es la causa de tiros sobados, drives cortos, slices, hooks y pelotas que terminan en los árboles.
El golf no es para sacar músculos y tener unos buenos bíceps. Es necesario tener un buen cuerpo trabajado pero para generar velocidad con la cara del palo y el juego de las manos.
Al querer pegarle fuerte a la bola vamos a conseguir mucha fuerza en las muñecas, pero pobre poder en el impacto rompiendo la sinergia del movimiento y perdiendo la sensación del golpe.

Para poder realizar un buen swing se debe tener una mente calma, un cuerpo suelto y un swing en que confiar.
Cuando surgen momentos de tensión, aceptálos. Es lógico y esperable que así suceda. Cada tiro es un desafió y debe ser tomado como tal, sabiendo que el error siempre es una posibilidad de resultado.
A veces creemos que por pegar más largo tenemos más poder. Querer ganar y tener un drive de bastante distancia a todos nos gusta perro no lo uses para demostrar tu poderío ante los demás. Sé inteligente y utilízalo solamente para facilitar tu juego.
Casi todos los golfistas salen a competir con el drive. Hay una necesidad de ser siempre brillantes y fuertes y poder demostrar lo que saben hacer. Sin embargo, hay pegadores de drive cortos que casi siempre logran figurar. Siempre están ahí. Saben jugar con cabeza y tienen la capacidad de pensar como van a jugar el hoyo. Son prolijos en el juego porque hay orden en sus ideas.

Vacién la mente y aflojen el cuerpo antes de jugar. Para ello les daré un consejo. Cierren los ojos, hagan un swing, y visualicen como se encuentra cada parte de su cuerpo, los pies, piernas, caderas, brazos, manos, hombros, cuello. En este ensayo mental traten de realizar un swing con los ojos cerrados chequeando si hay alguna zona en tensión, o si hay fluidez de movimiento.
Utilicen la respiración focalizando la energía en esa zona del cuerpo que está tensa. Esta visualización interna, activa la parte neuromuscular, sirve para la técnica, y para chequear tus sensaciones.

Así mismo, además de ayudarlos a relajarse y concentrarse, es una buena herramienta mental para examinar las posibles opciones en la resolución de problemas de técnica. Entrenála y realizála, tanto en las competencias como en las vueltas de prácticas, o así mismo en el driving range.
Espero que los ayude. No vemos en la próxima.

Lic Julia Alvarez Iguña

Fluir en el deporte “To flow or being in the zone”


Mihaly Csikszentimihaly (se pronuncia Cis-zen-mijáli), es un investigador y un reconocido psicólogo a nivel mundial por haber creado el concepto “fluir” (to flow) que describe estados y momentos donde las personas se entregan completa y placenteramente en una actividad logrando resultados sorprendentes.
El termino “flow”, o fluir, es sinónimo del concepto “estar en la zona”, o “being in the zone”, en el que se experimenta una vivencia máxima, una experiencia cumbre, donde mente y cuerpo se detienen en el tiempo ante el bienestar que la tarea brinda.

Se ha estudiado que el "estar en la zona" puede influenciar en esquemas del movimiento libre generando una mejor integración de las funciones reflejas conscientes y subconscientes y mejorando de esa manera la coordinación y convicción de la acción.(Goldberg 1997)
Muchos atletas describen éste estado de completa seguridad y certeza en uno mismo. Uno de ellos es Tiger Woods quien lo describió: “cuando estás en esa zona, estas jugando bien, estas ganando y te mantienes calmo. Es una sensación extraña donde se detiene el tiempo una clase de bienestar donde podría estar jugando todo el día sin cansarme”.

El psicólogo de Anika Sorenstram y de golfistas de la LPGA; el Dr. Nilssen, comenta que una de las técnicas más importantes es aprender a jugar en silencio, tanto en nuestro pensamiento interno, como en nuestras expresiones verbales.
Esta es una dinámica relacionada a una forma sana y temporal del narcisismo - amor a uno mismo- permitiendo al golfista alejarse de su realidad y entorno permaneciendo en la zona de juego por períodos más largos.

Los cinco principios básicos a trabajar, son: confianza; focalización en el objetivo, sentimiento de placer y bienestar, calma y relajación, y activación.
La confianza bien sabemos es efímera pero es re-afirmada y conservada por una serie de buenas ejecuciones que se repiten en el juego. Este proceso puede ser continuado si uno puede manejar el entusiasmo de jugar lo que refuerza el ego y aumenta la autoestima
Éste es el primer y quizás más crucial paso para fluir en el deporte reforzada por una visualización positiva del tiro que se desea realizar. Cuando uno está en la zona no ve ni siente nada más que lo relacionado al objetivo de su juego. Si sos uno de esos jugadores que se queja por los movimientos o ruidos que puedan suceder a su alrededor, o por la mirada de demás jugadores, es que tu zona de focalización es pobre y debes trabajar sobre ello.
Éste es un principio básico de la filosofía zen que promueve la conexión entre la mente, la naturaleza y el cuerpo. Cuando la atención se centra en el blanco, el cuerpo recibe esa orden y la acción del movimiento se dirige allí, ya que la disciplina de la mente que se enfoca en un punto es dependiente sobre el proceso de las imágenes.

Comenzá a practicar con estos dos principios básicos; concentración y visualización positiva. Más adelante continuaremos con otras técnicas aplicadas al estado de fluir en el golf para poder jugar en armonía con la realidad en un estado de placer y al mismo tiempo poder mejorar nuestro juego eliminar presiones y por ende, bajar nuestro score de cancha.



Lic Julia Alvarez Iguña
Psicología del Deporte aplicada al Alto Rednimiento
juliasports@fibertel.com.ar

La Práctica psicológica del Dêjâ vu

Fot Golf Digest

El putt es una de las cosas más importantes cuando hablamos de competencia. Dentro de una secuencia de golpes es el último tiro que da cierre y nombra a un hoyo como par, birdie, etc. Un drive no crea tanta ansiedad como un putt ya que tendremos otras posibilidades hasta llegar al green, pero el putt es decisivo cuando de definición se trata.
Phil Michelson, o “Lefty” según lo llaman en EE.UU. poseía grandes dificultades a la hora de jugar el putt. Es así que acudió a Jakie Burke quien a pesar de sus 82 años siente gran pasión por el golf y es considerado, según él mismo se denomina, “un moderno guru” sobretodo cuando de putt se habla.
Jakie le enseñó a Phil un ejercicio que incorporó rápidamente para la práctica de los putts cortos y medianos.

Ésta práctica es una técnica psicológica que da confianza y reduce la presión ya que proyecta mentalmente al jugador como si estuviera en su rutina de práctica cotidiana y en su secuencia de putts embocados.
¿Dónde está la diferencia? En la mente ya que se elimina la presión de competencia que de por sí tiene el putt y se desplaza a otra situación de practica de juego fantaseada o imaginada.
Ante la tensión Phil se apoya en su rutina de putt no pensando en el resultado sino en lo que está haciendo y golpea la pelota de la manera que lo práctico miles de veces.
Este fenómeno se llama “déjà-vu” (ya visto/vivido) el cual describe la experiencia de sentir que uno ha experimentado previamente esa situación. El “déjà vu” relacionado al deporte ha sido sometido en años recientes a una seria investigación psicológica y neurofisiológica donde se trata de eliminar la presión mediante la imaginación.
En este caso se estaría proyectando la sensación de estar en la práctica cuando realmente se está jugando un torneo. Este pensamiento es muy usado por el Chino Fernández quien siempre suele decir: “Cuando juego un torneo me imagino que estoy en la practica y cuando estoy en la practica me imagino que estoy jugando un torneo”.
Sería una manera de entrenar la mente para poder entrar y salir de una situación peligrosa permitiendo que la mente se concentre en la acción y eliminando en cierta manera la presión por el resultado.

Debemos recordar que esta técnica, como cualquier otra habilidad psicológica deportiva, requiere un aprendizaje previo y una práctica continuada para poder sacarle partido a su utilización.
El putt es un reto y somos humanos. El golf es un juego de errores y eso le tocará la fibra sensible si se lo permiten. Sentirse bien ante un putt es bueno porque ayuda a eliminar la tensión de la mente y eleva la confianza para el próximo.

Debemos encontrar una manera de manejar los putts que nos generan presión. El objetivo será transformar la presión en rendimiento y esto se produce activándonos, creyendo en nosotros y en saber que no tememos lo que se nos enfrenta. Cuando más limpia y en orden está el pensamiento más posibilidades de éxito tendrá la perfomance.




Lic Julia Alvarez Iguña

Tiger Woods, entre el control y la adicción


Luego de Michael Douglas, Bill Clinton, esta vez le tocó el turno a un deportista y nada menos que a Tiger Woods pasar por una de las enfermedades menos confesadas y visibles como es la adicción al sexo.
La adicción es toda conducta contraproducente que un sujeto no puede detener generando complicaciones en su vida y en el trabajo.
¿Porque Tiger Woods, teniéndolo todo cayó en una adicción?

Tiger es una persona acostumbrada a no mostrar sus sentimientos, a bloquear todo tipo de pensamientos y a mantener las emociones bajo control cuando juega, exactamente para todo lo que ha sido programado en un deporte de alta competencia. Esto crea un gran vació emocional, no pudiendo conectarse con las emociones de la vida diaria y que con el tiempo se transforman en alguna patología, en este caso adicción al sexo.
En el sexo se busca la gratificación inmediata a una necesidad que ofrece la promesa de placer y alivio temporáneo para su dolor psíquico y ansiedad. Para muchos, el sexo es un placer, pero para otros una gran adicción. A medida que pasa el tiempo se transforma en un trastorno difícil de controlar. Ya no se trata de una cuestión de voluntad, rasgo superdominante en Tiger, ya que la enfermedad que se sufre se encuentra oculta en su interior.

Todos nosotros recurrimos a ciertos comportamientos de tipo adictivo cuando nos encontramos sobrepasados, estresados, con poca capacidad para buscar en nosotros mismos una respuesta adecuada a nuestro dolor. En tales circunstancias tendemos a comer o beber más de lo habitual, tomar medicamentos, fumar excesivamente, con el objeto de bajar la carga de excitación psíquica que nos domina. Podríamos pensar que estas conductas solucionarían momentáneamente nuestros conflictos psíquicos. Pero este mismo funcionamiento se torna patológico cuando aparece como la única y sola manera de enfrentar y solucionar el dolor mental o la sobreexcitación, una persona “normal” encontrara nuevas respuestas en su Yo y en el mundo aprendiendo a tolerar el dolor sobreponiéndose a sus conflictos, el adicto lo encontrara en el exceso de acción, en tanto el deprimido en la imposibilidad de actuar y reprimirse sobre sí mismo.

El sujeto se siente obligado a jugarse en su desenfrenado impulso, no siendo capaz de controlar su acción a pesar de tener buenas intenciones. Hablamos de compulsión: una acción que se debe realizar más allá de lo que el sujeto querría hacer. Pero no se puede contra esa fuerza y se debe someter a su mandato, una que obliga y la otra que se niega.
Surge la búsqueda de obtener todo lo que se quiere, la necesidad de afirmarse mediante un donjuanismo patológico en la búsqueda del placer inmediato como un mecanismo para eliminar tensiones, en una necesidad de apoyarse o fusionarse con otro como un recurso para aliviar estados afectivos dolorosos
La pregunta que uno se debe formular es cómo y por qué surge la compulsividad.
La hipótesis que planteo en este trabajo es que la compulsividad surge siempre provocada por la angustia. Sobresale la sensación de vacío interior, de pérdida de los límites propios, de baja en la autoestima, de terror paralizante, etc. La promiscuidad es desesperación. Es angustia que no puede ser tramitada sino por medio de la destrucción al enfrentar situaciones de alto riesgo donde es el peligro mismo el que está erotizado

Hoy en día, es muy fácil encontrar placer en un mundo donde el sexo está siempre presente, tanto socialmente como en los medios de comunicación.
Se busca la trasgresión, ir más allá de los límites, y la búsqueda continua del desafío, de encontrarse con sí mismo, la burla de la Ley, la búsqueda de límites.
Recuperarse de una adicción demanda interrumpir las conductas habituales. Es cambiar un estilo de vida más centrado en la reflexión, en sus necesidades emocionales y creencias. Aprender a actuar y a manejarse con una nueva actitud para poder cambiar ese “mal-estar-interior”.

Y Tiger tocó fondo y quiere parar. Demostró su vulnerabilidad, pidió perdón con su rostro afectado. Seguramente le tomará tiempo encontrarse nuevamente con la adrenalina de la competición.
Más allá del golfista, del hombre de hielo, de la máquina de ganar torneos y millones, del caballero mesurable, apareció el hombre vulnerable, herido y arrepentido. Esperamos su redención y una segunda oportunidad.

Julia Alvarez Iguña

Tiger y su camisa colorada ¿superstición, pasión, o ritual?


Muchos jugadores a la hora de competir, tratan de apoyarse en juegos mentales o pensamientos mágicos, como creer que usando ciertos elementos o diciendo algunas palabras, el juego ayudará a hacer una mejor perfomance.
El pensamiento es un tanteo de la realidad, de aquello que se me presenta y me dice como tengo que actuar y resolver un problema. Pero a veces, ante la falta de confianza proyectamos en objetos externos, valores o necesidades que no tenemos, creyendo que actuarán como refuerzo exterior de nuestra actuación, y que de esa manera tendremos más suerte.
Pensar que hay quien tiene mucha suerte en el golf es una equivocación. La suerte no existe. La suerte se presenta cuando la habilidad encuentra una oportunidad para demostrarla.En la vida, como en el juego uno tiene lo que escoge, lo que nos sucede y obtenemos no viene gratis. Las cosas no son casuales, sino que son causales, es decir tiene una causa que las define.
Este tema, me disparo algo interesante para pensar y relacionarlo con el deporte y la actitud de un grande como es Tiger Woods. ¿Por qué Tiger usa una remera colorada el último día de un campeonato?
¿Será por superstición o por pasión?, ¿Porqué él adoptó ese comportamiento?, ¿Es simplemente un ritual o responde a un mayor propósito?

Tiger ante un torneo va perfectamente vestido. Esto es así, porque su elegancia en el vestir le hace sentirse mentalmente bien, ayuda a sostener su lenguaje corporal y levantar su ego. Jamás lo hemos visto desprolijo, caminar con sus hombros caídos, su mirada baja o en una manera tímida al encarar un tiro.
En la competencia actúa con calma. Su pasar entre el público, no lo perturba. Llama la atención por la fuerza y el brillo de sus ojos centrados en el objetivo. Su manera de caminar, vestir y festejar cada tiro que realiza es su manera de autoalentarse.
Cuando Tiger era niño, su madre solía llevarlo al templo budista, y aprendió a poder llegar a estar en un estado de relajación absoluta, o lo que en golf llamamos “dejarse ir”, “fluir” o, “let it go”. Estos ejercicios de relajación y concentración, fueron luego practicados bajo las enseñanzas de Jay Brunza y Jim Flick, quien también entrenó a Jack Niclaus, y llegó a la conclusión, que el golf, empieza en su mente más que en una habilidad atlética. La disposición mental determina no solo el disfrute sino también la perfección que se desea lograr.
Tiger aprendió a ganar sabiduría calmando la mente, controlando las presiones. Tan solo piensa en jugar, lo que hace que su swing se ejecute libremente.
A veces Tiger da la impresión de ser un poco soberbio en su personalidad, pero no es así. Él está tan metido en ese estado de abstracción, que se aleja de cualquier elemento que le pudiera generar una amenaza.
La camisa colorada del Tiger tiene un impacto enorme en la actitud de su juego e influye en la manera de realzar sus convicciones.
¿Y porque el colorado? El colorado está asociado a la agresividad y la asertividad. Las personas que eligen el tono colorado son personas motivadas, apasionadas, luchadoras, está relacionado al fuego interior y a actuar más seguro, sin miedo. Cuando va perdiendo, solo sentir ese tono sobre su piel, lo hace refocalizar y activar en lo que tiene que hacer. No es por superstición o por suerte, ya que Tiger sabe que cuanto mejor juegue, más suerte va a tener, y que para hacer buenos resultados, tiene que jugar con la cabeza y no con el corazón.

La teoría de los colores es usada en psicología como un test proyectivo de identificación. Partimos de la teoría de la autopercepción, según la cual actuamos de acuerdo a como pensamos o nos sentimos.
Cuando va perdiendo un torneo, ese color lo activa. Lo inspira y motiva para seguir adelante más allá de cualquier impedimento.
Cuando fallamos un tiro o un putt, de acuerdo a como lo encaremos, influirá en la manera del resultado de los hoyos siguientes. El golfista que se deja arrastrar por sus reacciones después de un enfado, pierde el control del juego. No se da cuenta que hay 18 hoyos de competición diferentes, y le es difícil salir del error y lo arrastra al siguiente.
Tiger Woods, el golfista más grande de nuestra generación, piensa de una manera peculiar alrededor del campo de golf. Él hace todo por una razón. Su camisa colorada no es un comportamiento que encubre una superstición, lo ayuda a activarse y jugar más agresivamente el último día de la competencia. Tiene confianza desde el principio hasta el final. Mantiene controladas las emociones la mayoría de las veces durante toda la vuelta. Sabe resistir las distracciones, y le da importancia a la tenacidad, la paciencia y la perseverancia
Por más que no use su remera colorada trate de aprender un poco de la manera de pensar de un grande y el poder de concentración de Tiger. No se bajoneé ante un tiro mal dado, solo piense en el siguiente. Juegue tiro por tiro, toda la energía esta ahí, en su presente Si piensa más en el resultado que en lo que tiene que hacer, su mente se va al futuro y no es su aquí y ahora.
Déjese ir, solo preocúpese en atravesar la pelota, ayúdese con los sentidos, en el ruido del golpe, en su vuelo, en su forma y lugar de caída. Forme una imagen mental de lo que quiere hacer. Sienta, vibre, juegue y diviértase.
A veces el éxito se puede medir en un golpe y en la manera de cerrar un partido. Una pequeña diferencia en la ejecución lleva a una gran diferencia en el resultado, y esa es “la diferencia que marca la diferencia” de un grande como Tiger Woods.



"La presión no me importa, no la siento. Cada vez que afronto un desafío distinto, tengo una nueva expectativa”. “Mis objetivos serán siempre los mismos: aprender algo, divertirme y ganar".
Tiger Woods.

LA MENTE DE UN CAMPEON



Últimamente muchas cosas han cambiado en el golf. El mantenimiento de las canchas ha mejorado notablemente, la tecnología ha contribuido a desarrollar palos y pelotas de gran nivel, las reglas de golf se han modificado bastante y hasta la técnica del swing ha variado. Pero lo que no ha cambiado es el enfoque psicológico de los grandes jugadores.

Los grandes campeones de todas las épocas, han cimentado sus entrenamientos y competencias, sobre un gran amor al deporte. Muchos de ellos, llegaron inclusive a sobreponer el golf a sus propias familias. Nunca ha sido el dinero ni la fama lo que los ha guiado - aunque eso puede haber llegado como consecuencia- sino el amor y el placer que han sentido por el golf.
Vicente Fernández lo considera un atributo imprescindible para llegar a ser campeón porque, según dice, es ese amor el que hace posible que el sacrificio del entrenamiento no se sienta como tal.

Los campeones son gente con una mentalidad altamente positiva, tanto dentro como fuera del campo de golf. Tienen una seguridad que a veces puede ser confundida con arrogancia. Aprenden de sus errores, pero no se critican ni flaquean a causa de ellos. Sus pensamientos son mas bien del tipo “Hazlo” y no del “cuidado, no lo hagas”. Su motivación esta orientada a alcanzar el éxito y no a evitar el fracaso. Luego de un mal tiro, el enojo dura poco tiempo, saben perdonarse, y en el próximo golpe, su mente ya esta preparada para el siguiente desafió.
La seguridad es fácil de definir pero a veces difícil de llevar a la practica. Es la confianza en uno mismo y en sus habilidades, para llevar a cabo un tiro bajo difíciles condiciones. La seguridad se va construyendo en cada golpe bien ejecutado. Luego, la repetición, da a la mente la fijación de esos movimientos, y ordena lo que se debe hacer. Con el tiempo nos convertimos en pilotos automáticos jugando con instinto y entusiasmo.

Pero el problema surge cuando los pensamientos empiezan a dominar en el juego. A veces pensamos demasiado en vez de confiar en que lo podemos lograr. Algunos influyen de manera positiva, sin embargo otros repercuten la ejecución de un tiro al trasmitir inseguridad, desconfianza y duda.
Un campeón puede equivocarse, pero nunca duda. Gracias a esta actitud positiva, que da seguridad, el jugador puede tornarse agresivo bajo presión y así lograr bajos scores.
En los momentos decisivos parecen tener una actitud que sobresale de los demás jugadores. Es lo que se podría definir como una cierta presencia. En algunos como Tiger Woods se puede apreciar por la intensidad de la mirada. En otros como Tom Watson, por la fuerza de la personalidad.

El poder intimidar y presionar en la cancha también es difícil, sobretodo en un juego donde no hay contacto físico. Esto es debido al estado de la mente más que al miedo de un cuerpo fuerte. El jugador que confía que puede controlar su juego, no va a permitir que otro jugador, pueda imponerse a su voluntad de poder definir un torneo. Como dice Tiger Woods el golf no es una cuestión de tamaño y fuerza sino de destreza, inteligencia y garra.

Un espíritu competitivo lleva a desarrollar mejores habilidades, y a entender que lo que hemos hecho, ya esta bien. Verdaderamente, a veces, son más los errores que los aciertos, pero estos, no deben permitir que la mente quede fijada en ellos, el swing comienza a sufrir deformaciones que tratamos de arreglar con parches, cuando el problema esta en otro lado, en la mente.
Frecuentemente he escuchado a jugadores decir “Si vengo jugando mal, empiezo a salir del juego, y pensar que me tengo que recuperar. Me paso de revoluciones y pienso que tengo que hacer birdie, birdie y par”. No hay que pensar en lo que se debe hacer en los próximos hoyos. Esto provoca ansiedad y juego acelerado, cambiando el objetivo de juego por el del resultado. Nadie esta a salvo de desagradables sorpresas que aparecen en el momento menos esperado.
Aceptarlos, permite recuperar el ritmo y la concentración necesaria, y se debe saber transformar esa situación de alarma, en un hecho circunstancial.
La psicología en el golf va más allá que la exactitud del swing o la técnica de atacar la cancha. Significa seguridad, pensamientos claros y asertivos, poder dominar las voces internas negativas, la capacidad de retomar golpes exitosos del pasado, olvidarse de un mal tiro y saber sobreponerse a ellos recuperando la concentración del juego.
La preparación psicológica debe ser un elemento más del entrenamiento, para que el jugador pueda mejorar su rendimiento, adaptado a sus necesidades y circunstancias ayudando al deportista a visualizar el éxito, en un clima de diversión y amor al deporte para poder alcanzar un golf de excelencia.

COMO MANEJAR TUS NERVIOS

Cuando hablamos de competición, hablamos de presión, de nerviosismo ante aquello que estamos por enfrentar. Son esas sensaciones que presionan desde adentro, aprietan, comprimen.
Para poder jugar, divertirnos como asimismo competir y poder cerrar bien un partido, se necesita serenidad y precisión y si la mente esta totalmente desordenada, esto es impensable.

Un buen jugador no se para y tira sin conciencia al hoyo. Por el contrario, toma su tiempo para realizar su rutina, no se demora ni se apura. Hay un lugar para el pensamiento, y toma el tiempo necesario (timmimg) para la ejecución.
La presión existe en todo jugador, y el éxito estará en quien sepa mejor manejarla. Es imposible hablar de competencia sin presión. Siempre existe cierto grado de nerviosismo, y esto es la activación necesaria que nos lleva a competir. Es un estado intermedio entre el nerviosismo y el estar muy calmo.
Los partidos se ganan o se pierden en tiempo muerto, es decir, entre jugada y jugada. Es cuando la mente tiene tiempo para dispararse para cualquiera de los dos lados, o se habla de una manera positiva, recordando buenas experiencias de juego, o de manera negativa, fantaseando todos los peligros de la cancha, los errores cometidos, autocriticándose y el resultado es automático.
En tiempo de pelota parada, debemos aprender a aprovechar ese espacio para respirar, dejar que entre oxigeno a los pulmones, a los músculos y al cerebro. Para poder pensar y concentrarnos, necesitamos oxigeno, alimento vital para la mente.
Cuando nos sentimos nerviosos, todo se acelera. Cuando tu corazón late con más fuerza, todas tus acciones se tornan más rápidas. Seguramente caminarás hasta tu pelota, harás tu swing mucho más rápido, y golpearas la bola como queriéndotela sacar de encima lo más rápido posible.

Dos de los más grandes jugadores que se destacan en su capacidad de dominar sus nervios y sus emociones son Ernie Else y Tigre Woods. Ambos saben perfectamente ante la presión a la que están sometidos y son maestros en poder manejar sus sensaciones físicas y psíquicas mediante la respiración profunda, acciones lentas entre golpe y golpe y un efectivo pensamiento positivo.

Es por eso que Tiger puede levantar en alto su puño, gritar enfervorizado luego de realizar un águila o correr por un green luego de meter un terrible putt. Pero luego todo vuelve a la normalidad. Lo pasado pasó, ahora hay que enfocarse en lo que sigue y para eso se necesita que su activación retorne a su 100% de rendimiento para poder focalizarse en el tiro siguiente. Esto es imposible sin una buena respiración que desacelere el sistema circulatorio y respiratorio.

En este video te muestro la diferencia de dos diferentes jugadores y como se modifica la respiración de acuerdo a las sensaciones y emociones que están viviendo.



Para revertir esta situación, recordá estos consejos.
• Respirá en forma lenta y profunda.
• Agitá tus manos y tus piernas para eliminar la tensión.
• Caminá lentamente entre golpe y golpe.
• Monitoreá tu frecuencia cardíaca
• Hablate de forma positiva.

Espero que te sirva. Practicalo tanto en entrenamientos, en el driving para poder automatizar todas esas acciones y ponerlas en acción junto con todo el potencial de tu juego.

juliasports@fibertel.com.ar

EL PUTT: “Un juego dentro de un juego”


Los tiros cortos como el approach y el putt, son conocidos como la parte más importante del golf.
Basta ver algún torneo, para darnos cuenta que es en el green, donde los torneos se ganan o se pierden.
Bobby Jones solía decir, que el putt, es un “juego dentro de un juego, y la parte más importante del golf”, y por eso debe ser jugado como tal. El juego del green es diferente a todos los demás. Es el único tiro donde la pelota rueda por el piso, contrariamente a los demás golpes que van por el aire según el impacto del swing.
Físicamente es el tiro más fácil de todos. Si ponemos a una persona mayor que nunca jugó al golf a jugar el putt, probablemente aprenderá a meter algunos tiros de dos o tres metros con solo algunos minutos de aprendizaje. Pero le será imposible, en ese mismo tiempo aprender el mecanismo de un tiro de drive, o ejecutar un approach al green por sobre un bunker.
Por lo que podemos llegar a la conclusión, que el tiro físicamente más fácil, se convierte en el tiro psicológicamente más difícil.
De entre todos los golpes de este juego, sin duda, el "putt", es donde más predomina la influencia mental.
El secreto para patear bien no está en el swing, ni en su técnica, sino en la mente y la confianza y se basa en una sólida actitud de seguridad y firmeza.
En muchos reportajes, Tiger Woods, ha comentado que cuando tiene que meter un putt difícil o de precisa ejecución piensa: “es un tiro tan fácil que lo podría meter hasta mi madre”.Ese mensaje le da seguridad y quita la presión del camino. Siempre estaremos algo nerviosos antes de un putt de definición, pero es algo que no hay que temer, sino saber aceptar.
Los grandes libros de instrucción no hablan mucho del putt, se basan más sobre los fundamentos del swing, pero no se centran en la técnica perfecta de patear.
Asi es, que encontramos infinidad de clases de putts, de grips, de estilos. Podemos ver a un agachado Jack Nicklaus, un Palmer con las rodillas pegadas, a un concentrado Tiger Woods con un movimiento clásico, un putt tipo escoba como el de Chris di Marco, y algunos muy peculiares y difíciles de entender como el de Isao Aoki.
Sergio García acumula las cicatrices de tantas batallas. Muchas han sido sus frustraciones en el green, más allá de su sólido juego de cancha. Es notable ver a García antes de jugar un putt la cantidad de tiempo que toma antes de jugar sobretodo en los tiros cortos.
Cada uno tendrá un estilo de patear con el que se sienta cómodo. Aferráte a eso y no busques cambios ante el primer error, ya que el problema no está en tu técnica, sino en tu forma de pensar. Si estás obsesionado con jugar el tiro perfecto la próxima vez que falles un golpe que crees que debería haber entrado, empezarás a tener dudas sobre el siguiente.
A mayor cantidad de pensamientos, menor la calidad de la ejecución y eso se va archivando en nuestros archivos de la memoria.
Muchos putts se erraran. Eso debemos admitirlo, pero debemos olvidarnos enseguida del error. De lo contrario, surge la culpa y muestra mente, en lugar de pensar en el buen tiro, teme el errarlo lo que da lugar a la duda, y en la confusión la mente no sabe adonde debe tirar.
Cuando estás jugando un hoyo, no pienses en el resultado, ni en nombrar el tiro. Ya sea que estás tirando para águila, o para doble boggy ambos generan tensión, por lo tanto, olvidáte para que tiras. Simplemente mira el objetivo y pensá solo en su ejecución dejando que el putt fluya libremente.
El golf como toda actividad humana va acompañado de la inevitable participación del pensamiento, ligada a su carga emocional, ya que en su elaboración intervienen experiencias que han sido vividas en forma más o menos consciente, como positivas o amenazadoras.
Yo creo que el problema se centra en ese punto. Cuando ya se tiene miedo antes de jugar pensando en un futuro incierto, el efecto es dudoso.
Las indecisiones y dudas se transfieren al golpe y destruyen un buen tiro por la tensión muscular en tus brazos.
Una vez que se ha leído el green, la caída y la velocidad de la pelota, no cambies tu decisión. Confiá en tu primera experiencia. En el stance es fatal dejar que entre un segundo pensamiento de duda. “Y si era más a la izquierda…”. Golpeála como fue decidido previamente. La incertidumbre genera un límite a la confianza y a la creencia de la decisión anterior.
Si querés ser un gran jugador de green tenés que convencerte que lo sos y jugá desde esa posición.
Luego de algún tiro errado, no te desesperes. Es totalmente esperable que algún putt no entre. Olvidá lo pasado, da la bienvenida a lo que está por llegar, aceptá el desafío y pensá positivamente de vos mismo y en tu manera y técnica de jugar el green.

Julia Alvarez Iguña
Psicología aplicada al Alto Rendimiento
juliasports@fibertel.com.ar

VISUALICE LO QUE QUIERE HACER

30 de marzo de 2010


Vea la caída, visualizá el movimiento de la pelota hacia el hoyo

Visualizar es un proceso mental, por medio del cual se crea una imagen sensorial de lo que se quiere realizar. Esta técnica es muy útil en cualquier deporte, pero es aún más importante en un juego tan mental como es el golf.
Tener un buen drive, y un tiro certero al green es fundamental para jugar bien y hacer buen score, pero no siempre logramos conseguirlo, sobre todo en competencias, donde en el juego comienzan a surgir presiones, que quitan seguridad y definición.

Cuando un jugador se encuentra ante el desafió de un tiro, no solo se hace presente lo que debe hacer (la realidad objetiva de lo que ve), sino que también se acompaña con la percepción que tiene del mismo (la realidad subjetiva de lo que siente).
La visualización es una herramienta muy necesaria, y por eso es tan practicada por tantos profesionales del Tour. Al estar nuestra mente observando la cancha e imaginando lo que queremos producir, se evita que nuestro pensamiento se disperse en situaciones que puedan generar temor.

Toda nuestra atención esta ahí, elaborando y construyendo situaciones listas a reproducir, creando una película mental de lo que queremos hacer, imaginándonos positivos, eficientes y ganadores.
Es una manera de hablarnos a nosotros mismos, pero en lugar de palabras usamos imágenes.

En la visualización interfiere también nuestra memoria, al poder reproducir vivencias previas y positivas de juego, recreando aquello que tantas veces hemos hecho, dando una posibilidad a que lo pensado se transforme en lo deseado.
La visualización, es una técnica de gran utilidad usada por los grandes profesionales del golf, como Tiger Woods y campeones como Jack Nicklaus, quien solía decir: “Primero veo en mi imaginación la pelota y el lugar adonde quiero llegar: una pelota blanca en medio de una pradera verde. Entonces la escena cambia y veo de nuevo la pelota, su trayectoria y también el lugar de aterrizaje y como aterriza. Termina esa escena y me veo a mí mismo y el impulso que debo darle, teniendo en cuenta las imágenes anteriores. Solo al final de esta pequeña película, elijo el palo a utilizar y me acerco a la pelota. Luego tiro.”

El gran Ben Hogan, también acostumbraba en su mente a visualizar la noche anterior un campeonato entero antes de su comienzo.
La visualización es una técnica que debe ser practicada y entrenada hasta que llegue a formar parte de un hábito. Recordemos que una conducta que mucho se repite, se transforma en un hábito, y pasa a formar parte de nuestro comportamiento automático de juego.

En el swing, más allá de una respuesta técnica y fisiológica, el cerebro crea una respuesta psicológica. La información entra, la memoria motora se activa, y se elabora una repetición de acuerdo a mis sensaciones (miedo o decisión). Lo mental y lo técnico se unen y se automatizan en una sola ejecución.
Cuando uno visualiza una situación, crea una huella neuronal en la mente de lo que desea hacer. El sistema nervioso programará la acción recibida a realizar, y ordenará al sistema muscular su reproducción. En la imaginación, el sentido de la sensopercepción que más usamos es la visión, por eso la llamamos visualización, o sea “ver con los ojos de la mente”. Jugadores avanzados llegan a utilizar varios sentidos, como oír el sonido del golpe de la pelota, el impacto del palo, o simplemente el ruido de la bola cuando cae en el green.

Luego de su rutina pre-golpe, permanezca con su cuerpo enfrentando el objetivo por algunos segundos. Escoja una blanco, elija “adonde” quiere que vaya su pelota y realice su estrategia de cancha. Siéntase relajado, libere tensión de sus brazos y piernas e imagine el “como” lo realizara.

Cuanto más tranquilo se encuentre, más claras serán sus imágenes, ya que su foco de atención estará totalmente centrado en el objetivo.
Mentalice por anticipado su tiro y luego repítalo. Si puede hágalo con los ojos cerrados, sintiendo sensaciones.

- ¿Dónde quiero poner la pelota?
- ¿Qué sensación tengo de mi golpe?
- ¿Qué clase de tiro quiero realizar? ¿Cómo me lo imagino?
- ¿Cómo están mis manos en el back swing y dónde cuando ataco la pelota?


Si quiere repita su swing y vaya aumentando su velocidad en busca de sensaciones hasta que usted y su swing sean una sola cosa.
Sea muy específico sobre su blanco, deje que entre la mayor cantidad de información posible en su campo atencional. Si se encuentra en una situación difícil, como por ejemplo, delante de un hoyo con fuera de límites o zona protegida por árboles, no deje que su atención se disperse ante esos estímulos. Ahí no es donde tiene que tirar, entonces no pierda energía y seguridad, tratando de estar alerto y controlando todos los elementos de la cancha. Si cae en esas trampas es porque lo pensó.
Solamente mire el objetivo e imagínese un fairway ancho y sin problemas. Use su imaginación, confié en usted.

El tiro donde más se practica la visualización es en el putt. Imagine una línea por donde correrá la pelota, su velocidad y caída. Hay jugadores que hasta perciben el sonido de la bola cayendo en el hoyo, ya que cuantos más sentidos estén en juego, más nítida será la imagen en la mente.

Por supuesto que la visualización debe practicarse y entrenarse. Si quiere ponerla en juego en una competencia, no podrá, ya que la lógica presión del torneo hará más difícil su implementación. Para llegar al éxito hay que trabajar y practicar. El entrenamiento físico debe estar acompañado de las practicas mentales, ya que todas estas técnicas nos son"recetas mágica" sino complementos y ayuda hacia un mayor rendimiento.
El golf es una combinación de fuerza física y mental. Si uno pierde control de la parte mental, toda su habilidad física no será suficiente para ser un ganador.


juliasports@fibertel.com.ar